—¡Guá, guá, guá!– lloraba el bebé Alexander–. ¡Guá, guá, guá!
—¿Qué le pasa a tu hermanito? –susurró Pepe al oído de Katie.
—¡Guá, guá, guá!– lloraba el bebé Alexander–. ¡Guá, guá, guá!
—¿Qué le pasa a tu hermanito? –susurró Pepe al oído de Katie.
—Ey, perdedores, ¿qué están haciendo aquí? –gritó Bryan el matón mientras se acercaba con un grupo de amigos.
—La-la-la-la-la… –Pepe cantaba felizmente mientras entraba a su casa. Venía de la biblioteca, y traía con él libros sobre insectos, pájaros, árboles e ideas para acampar. Y pensaba también en la hoguera increíble que ayudaría a encender por la noche, pues Pepe y sus padres tenían planes de ir a acampar el fin de semana con algunos de sus vecinos en un parque cercano, y Pepe había estado esperando ese día durante semanas.
De repente, sintió una terrible picazón. Se rascó y vio un bultito o ampolla. Luego le picó dos veces más…luego tres… ¡Uy! ¡Varios bultos feos que picaban en su barriga!
—Es un día muy gris –Pepe hablaba para sí mismo mientras caminaba en el parque.
—Gris, gris, gris… –Se repetía caminando lentamente, sin energía. Continue reading
—Jajajaja, vieran qué cómico se veía el entrenador Meloni enseñándole a patinar a su perro ayer por la tarde en el parque –le contaba Pepe a un grupo de niños en el recreo de la escuela.
¡Oh! Nunca había puesto atención… ¡el edificio de nuestra iglesia es muy lindo! –Pepe acababa de llegar a la iglesia con su mamá y su papá, y decidió quedarse afuera unos minutos más disfrutando de una deliciosa brisa tibia que soplaba.
—Papi, estoy muy triste porque no pudimos comprar esas deliciosas y lujosas galletas de chocolate, ni tampoco el pastel de manzana y caramelo –se quejó Pepe cuando él y su papá llegaron a casa del mercado.
—… y Dios, perdoname por todos mis pecados, amén –Pepe terminó su oración antes de dormirse. Sus padres le dieron las buenas noches y lo besaron, apagaron la luz y salieron del cuarto. Continue reading
—¿Tenemos que ir, mamá? Tal vez me voy a sentir mejor pronto… –se quejó Pepe cuando él y su madre iban en el carro camino al doctor. Continue reading
—¡Voy a extrañar mucho a abuelita! ¡Cómo me duele pensar que no la visitaré otra vez! –Pepe estaba llorando en su cuarto pues su abuela Rut acababa de morir.