20. Pepe no puede dar la talla

—¡Lo intenté y no pude! –Pepe suspiró frustrado al acostarse en el sofá, y luego empezó a recordar los eventos del día…

Cuando esperaba el autobús escolar por la mañana, decidió ayudar a su vecina la señora Taylor, que era como una abuela para él, a sacar su basura a la calle para que el camión de la basura se la llevara. Por lo tanto, perdió el autobús y su madre tuvo que llevarlo a la escuela de camino a su trabajo. Durante el recreo, el matón Bryan le puso un ojo morado al tratar de defender a su compañera Cindy de sus garras. Después de la escuela, se entusiasmó tanto ayudando a Tom a arreglar su bicicleta, y a Katie a decorar la tarta de cumpleaños de su hermanito, que casi se olvidó de hacer su tarea escolar. Debido a que tuvo que hacerla a toda prisa, estaba seguro de que obtendría una mala nota. Y durante la cena, estaba tan cansado que no fue amable con su mamá y papá.

Mientras estaba tumbado en el sofá, agotado, Pepe oyó una voz suave y tranquila: —Pepe, ¿quién te ha creado?

—Dios, por supuesto –respondió Pepe.

—¿Todo tu ser, todas tus partes? —la voz señaló

—Sí, supongo que cada parte de mí …excepto las pecaminosas —dijo Pepe exasperado, volteando sus ojos hacia arriba.

—¿Toda habilidad, talento y capacidad? —la voz desafió a Pepe.

—Sí, por supuesto que sí –contestó Pepe.

—¿Y quién puso sueños en vos para tu vida? ¿Y quién tiene sueños aún más grandes de los que te podés imaginar? –la voz era dulce y poderosa.

—Dios –Pepe contestó y luego añadió–, ¿pero qué significa todo esto? ¿Cuál es el punto? –Pepe sabía que la voz era de Dios.

—Y, ¿quién sabe mejor lo que podés, o no, hacer? ¿Quién sabe mejor lo que te hará verdaderamente feliz? ¿Quién ha dispuesto las circunstancias para que tengás oportunidades de utilizar tus dones y realizar tus sueños plenamente? –El Padre se hizo visible.

—Dios –respondió Pepe–, pero…

—Entonces, ¿por qué querías pasar un día entero sin escuchar, ni una sola vez, al Espíritu? ¿Sin recibir, ni una sola vez, el consejo gratuito de la persona más sabia del universo? ¿Sin ponerle atención, ni una sola vez, a quien te quiere más de lo que nadie te quiere? –Mientras el Padre miraba a Pepe a los ojos con mucho amor, Jesús y el Espíritu Santo aparecieron también.

—¡Pero yo estaba muy ocupado! Y además, ¡tuve todas esas ideas maravillosas para hacer cosas buenas! –protestó Pepe.

—Y para eso necesitabas también mi fortaleza –dijo el Espíritu Santo con ternura.

Entre el ojo morado, y el cuerpo y corazón agotados, Pepe tenía un aspecto tan lamentable que Jesús le dio un abrazo: —¡Necesitás el poder y la sabiduría del Espíritu Santo para la vida que no podés vivir por vos mismo! Pero recordá que para obtener eso del Espíritu Santo y ser fructífero, tenés que “permanecer en mí, y yo permaneceré en vos. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco vos podés dar fruto si no permanecés en mí”. [Juan 15:4].

Pepe empezó a imaginar todas sus frutas favoritas:  —Mmm…

—¡Ejem! Ejem! –Jesús se dio cuenta de que Pepe se estaba distrayendo–. “Las Escrituras dicen que del interior del que cree en mí saldrán ríos de agua viva”. [Juan 7:38]

—¿Ríos de agua viva? –recapacitó Pepe.

—Sí, es el Espíritu Santo –aclaró el Padre.

De repente, una brisa rodeó a Pepe y en su cuerpo sintió una fuerza sobrenatural.

—¡Increíble! ¿Qué fue eso? –se asombró Pepe.

—Ese fui yo –dijo el Espíritu Santo con alegría–. No te olvidés de escuchar mi voz o de pedir mi fortaleza y sabiduría. ¡Te sorprenderás de lo rápido que puedo actuar en vos, y también de las cosas asombrosas que ocurrirán! Incluso puedo ayudarte a perdonar a Bryan.

—¡Imposible! –exclamó Pepe.

—¡Probalo! Sólo tenés que desearlo en tu corazón y pedirme que te ayude –el Espíritu Santo le guiñó un ojo.

Luego, Pepe no pudo creer lo que vio: los Tres Mosqueteros comenzaron a cantar y a bailar mientras se volvían invisibles de nuevo.

¡Caminá en el Espíritu, Pepe! 
¡Ajá, ajá!
¡Dejá que el Espíritu tome el control!
¡Ajá, ajá!
¡Poder y sabiduría del Espíritu, Pepe!
¡Ajá, ajá!

Pepe se rió, y luego añadió a la canción mientras bailaba hacia su habitación:

Por favor, Dios, 
¡ayúdame a recordar todo eso!
¡Ajá, ajá!
Citas bíblicas relacionadas con el cuento:

Gálatas 3: 3
Gálatas 5: 16
Gálatas 5: 22-23
Juan 14: 26
Proverbios 3: 5-6

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